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Capítulo ochenta y tres

Observo al joven frente a mí, no debe tener más de veinticinco años. Saca una pequeña mariposa blanca y negra de su bolsillo y la coloca en mi mano.

—¿Una mariposa? ¿Qué está pasando?

—Me llevó hasta ti —dice él. La miro de nuevo, tiene colores únicos.

—¿Quién eres? —pregunto.

—Mi nombre es Príncipe...