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Mi cruel compañero. 64

Estaba en el jardín, disfrutando de la brisa fresca y leyendo el periódico del día cuando el embriagador aroma de Edward me golpeó fuerte y respiré hondo.

—Soy tu droga de confort, mira lo tranquilo que estás cuando inhalas mi aroma —sonrió con suficiencia. Puse los ojos en blanco, era tan engreído...