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Mi cruel compañero. 48

—Me decepcionas, Caliana —me giré hacia la voz ronca, tragué saliva y retrocedí, sus ojos eran dorados mientras se acercaba y antes de darme cuenta, mis piernas ya estaban en el estanque.

—¿Qué quieres decir? —pregunté, mis piernas se estaban enfriando pero no quería irme. Su aura era tranquila. Se...