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Mi cruel compañero. 4

Sabía que eran hombres dominantes, pero verlos así, sentados como dioses griegos y exudando su aura, es diferente. Mi loba y yo gemimos, pero me obligo a mantenerme erguida. Después de todo, soy la hija de un alfa.

—Hola, Caliana —un hombre apuesto de veintitantos años se levantó. Por las fotos en ...