Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 234

Odio su olor. No, no es un olor, es un hedor. Horrible, podrido, tan asqueroso que te sube por la garganta y se queda allí, clavando sus garras profundamente, negándose a irse.

Lobos, osos, lo que sean, el hedor se les pega como una segunda piel. Es espeso y almizclado, imposible de confundir con c...