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Nadie que lo llore

Renunciando a la ducha, salió y se vistió con ropa nueva. Eligió un vestido azul que se ajustaba a la cintura y caía en cascada. Sus pies mostraban signos de rozaduras por los tacones que había usado en la mañana, así que optó por un par de mocasines.

Después de arreglarse el cabello, que estaba mo...