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Diosa: ¡Maldita sea!

Dejar a las mujeres dejó a Enzo dividido. Por mucho que quisiera tirarse por un acantilado si tenía que escuchar a las gemas un minuto más, con gusto lo soportaría para estar cerca de ella.

Su corazón latía más rápido cada vez que ella se acercaba. Su mente estaba hecha un lío, la deseaba pero al m...