Read with BonusRead with Bonus

La cena no te hará daño

ALINA

Me limpié las gotas de sudor que cubrían mi rostro con un gemido.

Con una bandeja llena de comida, salí de la cocina.

Dante había sido tan molesto desde que lo convencí de que se quedara en casa.

Ahora, pensándolo con más claridad, debería haber dejado que Dante saliera.

Al menos, tendría paz ...