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CAPÍTULO 8

Danika siguió aferrándose a él mientras salían de la Corte Real, hasta que llegaron a sus aposentos y él entró.

A solas con ella, cerró la puerta con llave. Se giró y la enfrentó, más imponente que nunca.

—Muchas gracias por... —empezó a decir ella.

—A la mesa. No te acuestes. Solo dame la espald...