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Retrocediendo y descansando la punta de su falo en su entrada, se lanzó dentro de ella con tanta fuerza que casi perdió el equilibrio.

—¡Aaargh! —gritó ella por el dolor que la atravesó. Se sentía insoportablemente llena. Danika cerró los ojos con fuerza y se preparó mentalmente para las embestidas...