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Se acercó más a ella. —Mírame.

Ella obligó a sus ojos a apartarse del suelo y lo miró a los ojos. Alguien podría fácilmente perderse en el mar azul, turbulento y frío que son sus ojos.

Permitió que el silencio se prolongara por tanto tiempo. Se miraron el uno al otro y, por un momento, el mundo de...