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CAPÍTULO 23

Baski bajó la cabeza. —Lo siento mucho, mi rey.

Los ojos del rey Lucien dejaron a Baski y se posaron en el rostro familiar de la chica a su lado. Las rodillas de Sally tocaron el suelo y comenzó a llorar con sinceridad.

—¡Oh, por favor, mi rey! ¡Busco tu ayuda! Sé que solo soy una esclava... pero ...