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Danika estaba cansada y agotada cuando el proyecto terminó.

Llevó a Corna de vuelta a la casa de su madre y lo dejó en el porche. Bajándose para estar a la altura de los ojos del niño, le revolvió el cabello de nuevo. —Estarás bien, Corna. Sé un buen chico, ¿de acuerdo?

Corna asintió obedientement...