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—Ven y siéntate conmigo. No quiero comer solo. No quiero que te vayas.

Danika se volvió hacia él al escuchar su profunda voz de barítono, su corazón dando un vuelco.

No quiere que se vaya. Quiere que se quede con él.

—Como desees, Su Alteza —respondió con voz ronca.

Regresó a la mesa del comedor...