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Hazme olvidar

Su mano viajó entre nosotros, bajando cada vez más. La urgencia de mover mis caderas era insoportable. No quería nada más que verlo desmoronarse bajo mí. ¿Podría llevarlo hasta allí?

Sus dedos rozaron la longitud de mi hendidura. La humedad espesa en sus dedos le habría permitido deslizarse dentro ...