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Lleno de porquería

Por un momento, se quedaron mirándose con furia. El sol nos golpeaba con fuerza. Mi mirada iba y venía entre los dos. Los ojos de Shane se apartaron de Ethan y se posaron en mí.

—Mírame, perro. No tienes derecho a mirarla después de lo que has hecho —escupió Ethan—. No soy tan débil como para que p...