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Él

Ethan

Mi corazón se estremeció al escuchar de nuevo las palabras de Adea. Perforaban y cortaban mi pecho una y otra vez. No importaba cuántas veces le suplicara o rogara, ella ni siquiera quería mirarme. Me dio la espalda. No había remordimiento, ni tristeza en sus ojos, ni amor... pero sabía que n...