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Real

Adea

Largos rizos negros caían sobre la cama, sus pestañas acariciaban sus mejillas y una nariz afilada. Lo reconocí al instante, recordé lo que había olvidado. El hombre que vino por mí, el hombre cuyo amor era doloroso, el hombre que cumplió su promesa estaba frente a mí, acostado en la cama conm...