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Venga

Adea

El agua corría por mi rostro y se metía en mis ojos, nublando mi visión. El pecho de Shane se expandía y contraía con su respiración agitada. Mirando a través de mis pestañas, lo observo entre las burbujas.

—¿Qué? —pregunté.

—Por mucho que quiera tus bonitas manos alrededor de mi polla, o ver...