Read with BonusRead with Bonus

¡Maldito seas!

Leo entrecerró los ojos mientras soltaba mi brazo y cruzaba los suyos sobre el pecho. Sus ojos se posaron en mi marca por un segundo antes de gruñir.

—Cuando quieras una revancha, avísame. No me asusto ante un desafío, pero no vengas a mí como un niño de tercer grado en el recreo. Esto es inmaduro ...