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Adea

Shane

Me desperté esa mañana con una loba bajo mis sábanas. —Mmm, joder —dejé escapar un gemido suave. Sus labios estaban envueltos alrededor de mi ya endurecido pene. Ella estaba acostada entre mis piernas y observé cómo su cabeza subía y bajaba.

—Buenos días, Alfa —ronronea con la boca llena. No...