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Introduction
«Es una buena chica». Él me elogia y me siento un poco como una mascota.
No quería una esposa; quería una mascota.
Enfermo y retorcido.
Tenía que seguir el juego hasta tener la oportunidad de alejarme de él, y tendría esa oportunidad, sin importar cuánto tiempo pasara.
Hace mucho tiempo, cuando el mundo era nuevo y todas las criaturas habían sido creadas, estalló una gran guerra entre las cuatro facciones más poderosas: Los Dragones, Los Grifos, los Vampiros y la tribu Pegaso. Muchos murieron en esos primeros años, aunque ni una sola persona puede recordar cómo empezó, y el odio floreció generación tras generación. El continente estaba en ruinas y muchos vivían con miedo al siguiente ataque, por todos lados. Los hombres lobo y los humanos huyeron, sin querer participar en nada, lo mismo ocurre con Las Brujas. Nadie podía ver el final del terror y la devastación, ni siquiera quienes gobernaban.
Eso fue hasta que mi tatarabuelo decidió que ya era suficiente, quería poner fin a la guerra para que las generaciones futuras pudieran vivir en paz, por lo que se creó el tratado primogénito. El tratado estipulaba que los primogénitos, ya fueran niñas o niños, se irían a vivir con una de las otras facciones, aprenderían sus costumbres y costumbres y pasarían a formar parte de su cultura.
Como muchos antes que yo, me aventuré a adentrarme en un mundo desconocido...
Advertencia: incluye contenido BDSM.
No quería una esposa; quería una mascota.
Enfermo y retorcido.
Tenía que seguir el juego hasta tener la oportunidad de alejarme de él, y tendría esa oportunidad, sin importar cuánto tiempo pasara.
Hace mucho tiempo, cuando el mundo era nuevo y todas las criaturas habían sido creadas, estalló una gran guerra entre las cuatro facciones más poderosas: Los Dragones, Los Grifos, los Vampiros y la tribu Pegaso. Muchos murieron en esos primeros años, aunque ni una sola persona puede recordar cómo empezó, y el odio floreció generación tras generación. El continente estaba en ruinas y muchos vivían con miedo al siguiente ataque, por todos lados. Los hombres lobo y los humanos huyeron, sin querer participar en nada, lo mismo ocurre con Las Brujas. Nadie podía ver el final del terror y la devastación, ni siquiera quienes gobernaban.
Eso fue hasta que mi tatarabuelo decidió que ya era suficiente, quería poner fin a la guerra para que las generaciones futuras pudieran vivir en paz, por lo que se creó el tratado primogénito. El tratado estipulaba que los primogénitos, ya fueran niñas o niños, se irían a vivir con una de las otras facciones, aprenderían sus costumbres y costumbres y pasarían a formar parte de su cultura.
Como muchos antes que yo, me aventuré a adentrarme en un mundo desconocido...
Advertencia: incluye contenido BDSM.
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