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CAPÍTULO OCHENTA Y SEIS

Nos reunimos alrededor del salón del comedor, y pude captar múltiples voces, algunas familiares y otras que creía que me serían presentadas a lo largo de la noche. Sin empujó la puerta del comedor, guiándome con su mano aún firmemente colocada en mi espalda.

—Señor Violenta, es un placer ser invita...