Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO TREINTA Y SEIS

—¡Señor Violenta! —una voz profunda llamó. Un hombre de no más de cuarenta años, vestido con un esmoquin negro y una máscara, se acercó a nosotros. Su brazo estaba envuelto alrededor de una mujer impecablemente vestida que se acercó con una cálida sonrisa en su hermoso rostro y una máscara roja cubr...