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CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

Estaba sentada cerca de la ventana leyendo un libro nuevo, esta vez asegurándome de hojearlo y de no haber tomado uno como el anterior. Aunque dudaba que eso fuera posible porque Sin se había encargado de retirar cualquier libro de esa naturaleza de la estantería de la biblioteca.

Me reí, pasando l...