Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO SESENTA Y NUEVE

—No entiendo por qué te niegas a decirme dónde estamos. Siento que hemos estado caminando durante horas —escuché a Sin reír suavemente mientras seguía guiándome a quién sabe dónde. Mis ojos estaban vendados, lo que hacía difícil saber dónde estábamos.

—Paciencia, amore. Además, solo han pasado tres...