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CAPÍTULO CIENTO SESENTA Y SEIS

Todos se quedaron congelados por un segundo hasta que sentí un dolor en el estómago y lo siguiente que supe fue que estaba gritando, sobre todo a Sin.

—¡No se queden ahí sentados, hagan algo!

Eso pareció despertarlos y todos se levantaron de sus asientos corriendo hacia quién sabe dónde. Sin estab...