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CAPÍTULO CIENTO TREINTA Y SIETE

Salimos de la casa y casi me topé con Zoey, que estaba entrando.

Nos miró con el ceño fruncido. —¿Por qué tienen tanta prisa? —dirigió la pregunta a Samantha.

—Oh, tenemos que encargarnos de algo —respondió Samantha.

No tenía tiempo para sus charlas y traté de pasar junto a Zoey cuando sentí una man...