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CAPÍTULO CIENTO NUEVE

Después de la cena, nos quedamos en la mesa del comedor. Yo seguía sentada en el regazo de Sin, ya que no me dejaba ir. Fue entonces cuando sentí la presión en mi abdomen y supe que no podía aguantar más o podría terminar mojándome, lo cual sería muy vergonzoso y humillante.

Intenté quitar la mano ...