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CAPÍTULO CIENTO SIETE

Primero observé sus rasgos corporales; parecía que todo su cuerpo estaba hecho de plástico. Su voz aguda canturreaba el nombre de Sin tan dulcemente que me daban ganas de vomitar.

Mis ojos se abrieron de par en par cuando vi quién era, y comencé a preguntarme qué estaba haciendo aquí y cuál era su ...