Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO DOS

Cuando desperté de nuevo, encontré a Sin mirándome. Ni siquiera me sorprendí porque no era la primera vez que despertaba y lo veía observándome. Miré por la ventana del coche y quedé asombrada.

Esta casa, o mansión, era mucho más grande que su casa en Nueva York. Tenía ventanas y puertas francesas, ...