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29 ¿Por qué no peleaste?

La noche era fría y Kral me llevaba a través del pasillo con mi larga bata blanca. Las damas de compañía en el camino inclinaban la cabeza sorprendidas al vernos. Mantuve la cabeza baja y no me atreví a mirar sus expresiones. Solo sentí que mis orejas se ponían rojas.

—¿Cuánto tiempo más vas a esco...