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Capítulo trescientos noventa y ocho

Puedo sentir que está temblando, pero no me aparta y por eso estoy agradecido. El calor de su cuerpo atraviesa las cobijas, calentando mi rostro y la parte posterior de mi cabeza que está presionada contra su torso.

Dios mío, es tan suave.

Mi brazo derecho está medio enrollado alrededor de su es...