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Capítulo treinta

DRAVEN

¿Qué demonios acabo de escuchar?

—¡Draven! —La voz de Domonic se cuela en mi estupor mientras miro fijamente mi teléfono.

El teléfono que ÉL me dio. Mientras ÉL fingía preocuparse.

—¡¿DRAVEN!?

No es de extrañar que no quisiera follarme. ¡Estaba guardándose para la bimbo del club! Me rí...