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Capítulo ciento veintisiete

RAINIER

Su desesperación ante mis palabras es visible. Sus hombros tiemblan con derrota mientras las lágrimas caen de sus luminosos ojos turquesa. De repente, no sé qué es peor. La culpa que siento al saber que, como su compañero, debería ser yo quien le quite todo ese dolor. O el deseo que me ...