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Nuevo México, parte 1

—Oye, oye, despierta. —Carmen nos despierta a ambos de un sueño tranquilo, y puedo ver que la luz del día se está volviendo tenue, ya que se acerca el atardecer. Ambos nos desmayamos y debimos haber estado inconscientes durante horas después de su pequeña discusión.

—¿Dónde estamos? —me froto los o...