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Capítulo 435 Mudarse a Chicago

Una vez de vuelta en casa, la atención de Margaret hacia ella era inconfundible. Tomó las manos de Eva, dudando como si luchara por expresar sus pensamientos.

Olvídate de Margaret por un segundo—Eva misma estaba sin palabras.

No sabía cómo empezar, ni cómo llamarla.

Claro, los niños los llamaban Ab...