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Capítulo 63 ¡El matrimonio es imprescindible!

Francia. Una gran finca.

Samuel caminaba por las habitaciones, con el teléfono en la oreja y una expresión indescifrable. Eran las cinco de la tarde, y la luz del atardecer proyectaba un brillo dorado sobre su figura alta e imponente.

Vestido con una camisa negra, afilada y elegante, emanaba un au...