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Capítulo 214 Desprovisto de una costilla

—Por favor, no me abandones. Te amo —suplicó Layla, sus brazos envueltos firmemente alrededor de él. Su cuerpo presionado contra su espalda, lágrimas corriendo sin control por sus mejillas.

Layla había dejado de lado su dignidad; su único deseo era él.

—Por favor, Samuel, dime qué salió mal. Me ni...