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Capítulo 37

Cuando él empieza a arrodillarse, le agarro el brazo, deteniéndolo. Me mira brevemente antes de volver a bajar la vista en una sumisión respetuosa.

Parece preocupado, pero no me dice nada. Tomo dos taburetes del otro lado de la habitación y llamo su nombre mientras le acerco uno. Pateo el otro con...