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Capítulo 104

—¿Quieres bañarte conmigo?

Me costó tragar saliva cuando dijo eso. Empezó a caminar hacia mí como una brisa que acaricia delicadamente los pétalos de una flor. Sus caderas se movían como las de una seductora. Me quedé en mi lugar, sin saber qué hacer. Una sonrisa perezosa se dibujó en sus labios mi...