




8. Cade
Cade
Toqué la puerta de la habitación de Kaya y Quill. Él abrió la puerta. —Cade, está profundamente dormida. No creo que debas despertarla. QuerÃa simplemente acostarme a su lado para estar cerca de ella. Pero no querÃa arriesgarme a despertarla. Asentà a Quill.
—Está bien, nos vemos por la mañana. Podemos encontrarnos en el vestÃbulo. Me di la vuelta y Quill cerró la puerta. Volvà a la habitación que habÃa conseguido. Mark, mi beta, estaba allÃ. —¿Cade, has vuelto? —SÃ, estaba dormida. No querÃa arriesgarme a despertarla. —Entendido. Bueno, no puedo esperar para conocerla.
—SÃ, ¿qué crees que tienen que hablar con su manada? Quiero decir, normalmente ella vendrÃa con nosotros, asà que no entiendo por qué tienen que hablar con su manada. —SÃ, no lo sé; tal vez solo quieran informar a sus padres o algo asÃ. Puede que quieran coordinar dónde enviar sus cosas. No tengo idea.
ParecÃa raro que Quill tuviera cosas que discutir con nosotros. Era costumbre que la hembra se uniera a la manada de su compañero una vez que descubrÃan que eran pareja. Asà era como iban las cosas. Aparté esos sentimientos y me acosté en la cama suave. Cerré los ojos y caà en un sueño profundo.
Me desperté con la alarma de mi teléfono sonando. Miré y vi que Mark seguÃa durmiendo a pesar de la alarma. Me levanté y me puse mis jeans y mi camiseta. Era otoño, y el invierno llegarÃa pronto. Fui y sacudà a Mark para despertarlo.
—¿Qué? Ya estoy despierto. —dijo mientras se sentaba con sueño. Esperé a que se preparara. Una vez que ambos estuvimos listos para el dÃa, salimos de la habitación y fuimos al vestÃbulo. Cuando bajamos, vimos a Quill y Kaya. Al acercarnos, vimos que ya habÃan terminado de comer. Kaya levantó la vista y sonrió ampliamente. —Buenos dÃas —dijo Quill—. Kaya quiere saber si dormiste bien. La miré de nuevo. —Dormà bien, gracias. ¿Y tú?
Ella asintió. Miré a Mark, que solo estaba parado allÃ. —Oh, Kaya, este es mi Beta, Mark. —Lo empujé un poco hacia adelante. Él extendió su mano. Ella se levantó, pero en lugar de estrechar su mano, agarró su antebrazo. Ella habÃa hecho esto una vez antes. Supongo que ese es el saludo que usan en el norte. TenÃa que preguntarme cuán diferente era allá arriba.
Miré su atuendo del dÃa. Era menos ornamentado que el vestido que habÃa usado la noche anterior, pero aún estaba hecho de alguna piel de animal. Miré hacia abajo y vi que llevaba una pulsera. ¿La habÃa usado la noche anterior? Realmente no importaba.
—Vamos a tomar algo de comida, y luego podemos hablar. Mark y yo nos dirigimos a la comida y llenamos nuestros platos con un poco de todo. Luego volvimos a la mesa. Quill estaba mirando a Kaya, y me pregunté de qué estaban hablando. Me sumergà en mi comida.
Para ser un desayuno continental, estaba bastante decente. Mark y yo comimos en silencio. Ocasionalmente miraba a Kaya. Ella seguÃa conversando a través del enlace mental con su hermano. Supuse que eran cercanos. Me preguntaba cómo serÃa tener hermanos. Yo era hijo único.
Claro, tenÃa a Mark. Era cercano, como un hermano. Quiero decir, hemos sido amigos desde que estábamos en pañales. SentÃa que era familia. Aun asÃ, a menudo me preguntaba cómo serÃa tener hermanos. Mark y yo terminamos nuestra comida y miramos a la pareja frente a nosotros. —Parece que todavÃa están hablando, Cade.
Justo en ese momento, Kaya soltó una risa. Quill también comenzó a reÃr. TenÃa que preguntarme qué era tan gracioso. Kaya giró su rostro sonriente hacia mÃ. TenÃa una forma despreocupada de ser. HabÃa algo tan sin disculpas en ella. Era tan crudo que no podÃa realmente ponerle el dedo encima.
—Entonces, Cade, eres el compañero de mi hermana. La gran pregunta es, ¿qué crees que viene después? Me sorprendió la pregunta. ¿Qué querÃa decir? Lo que viene después es que Kaya viene a casa conmigo y se convierte en la Luna de la Manada Sombra.
—No entiendo lo que estás preguntando. —¿Qué crees que pasa ahora que se han encontrado? —Um, Kaya volverá a vivir en mi manada con nosotros. Miré a Kaya. Su rostro se cayó un poco. Su sonrisa se convirtió en una expresión de desconcierto. Giró la cabeza y miró a su hermano. ¿Qué estaba diciendo?
—Quill, ¿qué está diciendo ella? —Ella solo está confundida. —¿Qué? ¿Por qué? —Bueno, no hacemos eso en el norte. Los hombres salen y encuentran a su pareja. Una vez que se han encontrado, el hombre se une a la manada de la hembra, no al revés.
¿Eso significaba que no tenÃan alfas nacidos en la posición? ¿Eran elegidos por votación o algo asÃ? ¿Qué significaba esto? ¿Esperaban ahora que abandonara mi manada y viviera en el norte? ¿Kaya se negarÃa a venir conmigo? —Entonces, ¿qué significa esto?
—No lo sé. Planeaba hablar con nuestra manada una vez que supiera exactamente lo que esperabas. Pensé que podrÃa ser diferente aquÃ, pero necesitaba aclararlo. —Miré a Kaya, que parecÃa estar en una conversación profunda con alguien. Miré de nuevo a Quill, que también parecÃa estar hablando con alguien.
Mark habló. —Bueno, eso es raro. —¿Que tengan tradiciones diferentes o que ahora estén hablando con otras personas? —Lo de las tradiciones. Nunca habÃa oÃdo que el hombre dejara su manada por su pareja; la hembra siempre se va. —SÃ, lo sé. —Tengo que preguntarme si están estructurados de manera diferente a nosotros. Como si ni siquiera tuvieran alfas. —No, todas las manadas tienen un alfa. —No lo sé, Cade.
—¿Qué debo hacer si ella no quiere venir con nosotros? No voy a obligarla a irse. —No creo que llegue a eso. Vi su cara cuando te vio. No querrá separarse de ti. —Entonces, ¿qué crees que harán? —Ni idea. No sé nada sobre las manadas del norte. Nadie realmente lo sabe, excepto los mismos norteños.
TenÃa razón; eludÃan al resto de nosotros. Siempre se quedaban en el norte, rara vez bajaban aquÃ. De hecho, si Kaya no hubiera venido con su hermano, probablemente nunca me habrÃa cruzado con ella. En verdad, ellos dos eran los únicos norteños que habÃa conocido.
Finalmente, Quill habló. —Queremos saber si regresarás al norte con nosotros. —¿Te refieres solo a Cade o a los dos? —preguntó Mark. —EspecÃficamente a Cade, pero quien más quieras traer de tu manada estará bien. —No esperas que nos mudemos allÃ, ¿verdad? —No, no queremos que vengan a vivir al norte. La manada quiere conocerte y ver con quién vivirá Kaya. —Entonces, no vas a mantenerla alejada de mÃ.
—Por supuesto que no. Eres su pareja. Incluso si quisiéramos, no podrÃamos hacer eso. —Eso fue reconfortante. Me hubiera gustado verlos intentar mantenerla alejada de mÃ. HabrÃa sido una masacre. —Entonces, ¿estarÃas dispuesto a venir al norte?
TenÃa que preguntarme qué harÃa si dijera que no. Pero, en verdad, planeaba decir que sÃ. SabÃa que mi manada podrÃa sostenerse mientras estuviera fuera. Si era más de uno o dos dÃas, sin embargo, Mark y yo necesitarÃamos regresar y poner un sistema en marcha mientras estuviéramos fuera. Miré a Kaya. Ella me miró expectante. —SÃ, iremos al norte. —Ella sonrió. Diosa, esa sonrisa. Calentó mi corazón.
Mark preguntó. —Solo para poder planificar, ¿cuánto tiempo estaremos fuera? —Eso depende de cómo quieran viajar. —Bueno, ¿cómo viajan ustedes? —pregunté. —Entonces, caminamos hasta la estación de investigación y tomamos un avión de arbusto. Hicimos dos paradas antes de llegar a la ciudad. Luego alquilamos un coche para conducir hasta la manada Nightshade. —Mark habló. —Teóricamente, podrÃamos ir directamente a la estación de investigación.
—No hay aeropuerto comercial allÃ. Tienes que ir en avión de arbusto. —Mark y yo necesitábamos repasar los detalles para que esto funcionara. NecesitarÃamos regresar a nuestra manada y hacer los arreglos. Miré a Kaya. Ella solo estaba sentada allà en silencio, tratando de seguir el ritmo de todos.
Intenté mirarla cuando hablábamos, pero entre los cuatro hablando, estaba seguro de que estaba algo perdida en lo que discutÃamos. Conecté con sus ojos marrones. Luego hablé. —Debemos regresar a nuestra manada, pero nos veremos en unos dÃas.