




5. Cade
Cade
No podÃa evitar preguntarme cómo serÃa besarla. Sentir sus labios sobre los mÃos. ¿Por qué estaba pensando en eso cuando en realidad podÃa hacerlo? Pensé en besarla aquà mismo, frente a todos. Pero querÃa que el momento fuera más Ãntimo.
Tomé su mano y la llevé fuera de la sala abarrotada. Una vez en el segundo piso, la arrastré hacia la primera habitación que encontramos. Estaba oscuro allÃ. Me acerqué más a ella, extendiendo mis brazos y atrayéndola hacia mÃ.
Besarla es algo de otro mundo; sus labios son tan suaves, tan invitantes. Comencé a sentir su cuerpo. Sus curvas eran difÃciles de ocultar, con mis manos recorriendo libremente su figura. Abrà la boca. QuerÃa que ella hiciera lo mismo. QuerÃa saborearla.
Cuando ella correspondió, dejé que mi lengua se deslizara en su boca. SabÃa a miel, dulce y terrosa. La habitación se llenaba con el aroma de su excitación. El beso habÃa apretado mis pantalones, pero oler que ella me deseaba era una nueva clase de excitación.
No querÃa nada más que arrancarle la ropa, tirarla al suelo y devorarla. Pero este no era el momento, me dije a mà mismo. Cuando la tomara, querÃa tomarme mi tiempo. QuerÃa ver las curvas que habÃa estado sintiendo. Cuando ella comenzó a tirar de su vestido, supe que necesitaba detener esto antes de perder el control. "Aún no." Pude ver en su rostro que querÃa una explicación.
"Quiero hacer esto bien. No quiero apresurarlo en una habitación oscura que no es mÃa." Entonces ella sonrió y rió. Su risa era tan ligera, tan despreocupada. En verdad, era algo que me hizo sonreÃr. Hasta ahora, la habÃa escuchado hacer dos sonidos. Uno era su gemido mientras nos besábamos. Hombre, eso me habÃa puesto duro. Escuchar que disfrutaba tener mis manos por todo su cuerpo.
"Asà que haces sonidos, rÃes y gimes." Aunque la habitación estaba oscura, aún podÃa ver que Kaya se sonrojaba. No querÃa que se sintiera avergonzada por esas cosas. Asà que, tratando de tranquilizarla, dije: "No necesitas estar avergonzada. Me gustó."
Ella seguÃa sonrojada. La miré. Después de un momento, tomó mi mano y comenzó a llevarme de vuelta a donde se celebraba la fiesta. Le habÃa pedido que bailara. Normalmente no participaba en eso, pero a ella podrÃa gustarle hacer algo asÃ.
Asà que la llevé a dar una vuelta en la pista de baile. En verdad, ver cómo algo tan pequeño la hacÃa sonreÃr tanto me daba alegrÃa. Justo cuando terminamos, vi a la persona en la que no habÃa pensado en toda la noche, Annalise.
Empujé a Kaya detrás de mÃ. SabÃa que Annalise tendÃa a hacer escenas. Era algo que siempre me molestaba. "Cade, no sabÃa que estarÃas aquÃ. Me alegra, sin embargo; tal vez podrÃamos hacer lo que hicimos la última vez que estuvimos juntos."
Ella comenzó a trazar sus dedos por mi brazo. Esto no iba a terminar bien. —Vamos. Te gustó la última vez. Sé que a mà sÃ, y después de todo, estamos comprometidos. —Oh, no, espero que Kaya no haya leÃdo sus labios. Pero entonces escuché un gruñido furioso. Era escalofriante. Todos se congelaron en la sala y comenzaron a mirar la escena que se desarrollaba. ¿HabÃa sido realmente Kaya? Me di la vuelta y vi que aún mostraba los dientes.
Debo admitir que me divertÃa ver a alguien tan pequeño sonar tan feroz. ¿Cómo se desenvolverÃa en una pelea si llegara a eso? Annalise era una muy buena luchadora. De hecho, era una de las mejores. Su padre la habÃa entrenado bien.
En verdad, por eso habÃa aceptado el compromiso. No habÃa encontrado una compañera, y ya casi tenÃa treinta años. Annalise parecÃa una buena elección. Su padre era un alfa sin hijos varones. Asà que, cuando él muriera, su manada se unirÃa a la mÃa.
Pero ahora que habÃa encontrado a mi verdadera compañera, nunca podrÃa casarme con Annalise, ni tenÃa ningún deseo de hacerlo. Antes de conocer a Kaya, ya tenÃa reservas sobre Annalise. Simplemente me parecÃa poco confiable. HabÃa estado contemplando romper el acuerdo incluso antes de conocer a Kaya.
—¿Quién eres tú? —preguntó Annalise. Esto provocó otro gruñido amenazante que resonó en el salón. —Cálmate —dijo a una Kaya ahora muy agitada. Ella me miró para preguntar qué estaba pasando. Le dije con una cara seria: —Ella es mi compañera. —Su rostro se descompuso. Luego miró de nuevo a Kaya, que prácticamente echaba espuma por la boca.
—¿Tu compañera? —Luego Annalise me miró de nuevo. Se acercó lentamente y tocó mi brazo. —Pero se supone que nos vamos a casar. —Me alejé de ella, pero volvió a acercarse. Entonces, en un instante, Kaya se acercó y agarró a Annalise por el cabello con una mano y con la otra le conectó un golpe en la cara. Esto desorientó a Annalise, y cayó al suelo.
Annalise se levantó y enfrentó a Kaya. —Afuera, ahora. —Kaya asintió, y las dos marcharon hacia la salida. El resto de la multitud, incluyéndome a mÃ, las siguió, preguntándose qué sucederÃa. —Cade, esa mujer estará en mal estado en los próximos minutos. Me asegurarÃa de que haya un sanador cerca para después.
Vi a Quill parado a mi lado, esperando para ver la pelea. Miré a las dos mujeres. Annalise habló. —¿Lobos o humanos? —Kaya simplemente se encogió de hombros, dando la ilusión de que no le importaba de qué manera pelearan. Supuse que era porque no hablaba, pero tal vez realmente no le importaba cómo pelearan. Las dos mujeres comenzaron a rodearse. Decidieron pelear en su forma humana. Me preguntaba quién serÃa la victoriosa.