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Capítulo 65 Una revelación que destroza el alma

De hecho, Fiorello era un hombre con muchas responsabilidades. Antes de salir de la oficina, confió los asuntos de la empresa a Holden.

El secretario William Harrison, siempre el diligente asistente, lo siguió de inmediato. Fiorello, con un toque de preocupación en su voz, preguntó:

—¿Cuál es el es...