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Capítulo 124 Un dolor como el pinchazo de una aguja

—¿Quién eres? ¿Andrea? —Adrián abrió los ojos lentamente. Estaba tan ebrio que su visión se nublaba, oscureciendo la escena frente a él.

—No soy Andrea —Natalia lo miró, luchando por sostener su brazo—. ¿Estás despierto? ¡Si lo estás, entonces camina por ti mismo! ¿Sabes lo pesado que eres? ¡Es rea...