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Capítulo 98 Ten paciencia, va a doler

Al escuchar el grito de la mujer, el ceño de Damian se frunció, su humor oscureciéndose como una tormenta inminente. Su voz bajó una octava mientras exigía: —¿Por qué estás gritando? —Tenía poca tolerancia para tales interrupciones.

La mujer, intimidada por su imponente presencia, dejó de gritar y ...