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34 - Un regalo de la niebla

Alaris regresó en ese momento.

—No hay ninguna bestia cerca. Estamos seguros aquí— —Se detuvo, notando que sus heridas habían sanado.

Eso era algo que ambos celebraban. Comieron hasta saciarse del árbol y decidieron llevarse algunas frutas para su viaje.

Sin embargo, los efectos de las frutas fue...