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Capítulo 146: Al borde de la locura

Ella tenía razón.

Su vasija era diferente de la que él había imaginado.

Era mejor.

A pesar de su bolsa de pecho, él podía ver que sus senos eran un poco más grandes y sus muslos también, más que en su pintura, y ella tenía curvas; su estómago no era tan huesudo ni hundido como él lo había pintado...