Read with BonusRead with Bonus

sesenta y siete

Tan pronto como coloqué mi mano en la suya, ella jadeó, apretando mi mano con fuerza. Sus ojos se volvieron blancos y tenía esa mirada lejana, como si estuviera viendo a través de mí algo que yo no podía ver. Arranqué mi mano de su agarre, alarmado. Observé cómo sus ojos parecían volver a enfocarse ...