Read with BonusRead with Bonus

Sesenta y cuatro

Miré hacia atrás a Caroline, el miedo consumiendo cada célula de mi cuerpo, paralizándome mientras ella me miraba con lágrimas en los ojos. —Nunca deben saberlo, Imogen, no hasta que tu bebé esté por nacer. Si lo descubren, no dudarán en cambiarte.

—¿Pero no quieren hijos? Sería uno de sus hijos. N...